miércoles, 26 de octubre de 2011

NUEVOS ESCENARIOS. El reto de la imaginación


ARTÍCULO PUBLICADO EN SDP NOTICIAS



NUEVOS ESCENARIOS. El reto de la imaginación.

En el libro “Historia de la Filosofía sin temor ni temblor”[i], Fernando Savater cuenta la historia de la señora preguntona

“Resulta que, hace unos años, se presentó en una pequeña ciudad inglesa, un gran sabio hindú que iba a dar una conferencia pública nada menos que sobre el Universo. ¡El universo, agárrate para no caerte! Naturalmente acudió mucho público curioso. La tarde de la conferencia, la sala estaba llena de gente y no cabía ni una mosca (bueno, una mosca que sí había, pero quiso entrar otra y ya no pudo). Por fin llegó el gurú, una especie de faquir de lujo que llevaba un turbante con pluma y todo, túnica de colorines, etcétera (una advertencia: desconfía de todos los que se ponen uniformes raros para tratar con la gente: medallas, gorros, capas y lo demás; casi siempre lo único que pretenden es impresionarte para que les obedezcas). El supuesto sabio comenzó su discurso en tono retumbante y misterioso: “¿Queréis saber dónde está el Universo? El Universo está apoyado sobre el lomo de un gigantesco elefante y ese elefante pone sus patas sobre el caparazón de una inmensa tortuga”. Se oyeron exclamaciones entre el público –“¡Ah! ¡Oh!”- y un viejecito despistado exclamó piadosamente: “¡Alabado sea el señor!”. Pero entonces, una señora gordita y con gafas, sentada en la segunda fila, preguntó tranquilamente: “Bueno, pero…¿dónde está la tortuga?”. El faquir dibujó un pase mágico con las manos, como si quisiera desaparecer del Universo a la preguntona y contestó, con voz cavernosa: “la tortuga está subida en la espalda de una araña colosal”. Hubo gente del público que sintió un escalofrío, imaginando a semejante bicho. Sin embargo, la señora gordita no pareció demasiado impresionada y volvió a levantar la mano para preguntar otra vez: “ya, claro, pero naturalmente me gustaría saber dónde está esa araña”. El hindú se puso de color rojo subido y soltó un resoplido como de olla exprés: “Mi muy querida y…¡ejem!...curiosilla amiga, je, je –intentó poner una voz meliflua pero le salió un gallo-, puedo asegurarle que la araña está encaramada en una gigantesca roca”. Ante esa noticia, la señora pareció animarse todavía más: “¡Estupendo! Y ahora sólo nos falta saber dónde está la roca de marras”. Desesperado, el faquir berreó: “¡Señora mía, puedo asegurarle que hay piedras ya hasta abajo”. Abucheo general para el farsante”.

@FedericoArreola[ii] y @warkentin[iii]

El domingo 31 de Julio, dos artículos llamaron mi atención. Uno de ellos plantea el dilema ético que representa el hecho de que una cuenta de twitter a nombre de una corresponsal de la BBC le haya brindado miles de seguidores que ella se llevó cuando cambió de empleo. Por otro lado, la Maestra[iv] Warkentin publicó un artículo genial: “nos salió besucón el chamaco”, acerca de la visita de Sicilia a los legisladores en el alcázar de Chapultepec y afirma: “podemos estar de acuerdo o no con algunos de los planteamientos del movimiento que encabeza Javier Sicilia. Pero lo que no podemos negar es que nos está descolocando, y en una de esas nos ayuda a construir otra narrativa para una realidad que hace mucho rebasó los códigos existentes”. Los dos coinciden en los paradigmas emergentes que los nuevos tiempos reclaman. El impacto de twitter en los mass media y la nueva actitud de reconciliación y perdón de Sicilia ha tomado a más de uno fuera de foco. Para acabarla de amolar, los tiempos actuales que erosionan lo establecido, cuestionan el statu quo y propician que, como dice Édgar Morín: “debemos aprender a navegar en medio de archipiélagos de certeza en medio de un mar de incertidumbre”. El modelo en el que fuimos educados ya no opera más en la realidad. Aquí he llamado a @FedericoArreola y @warkentin por sus cuentas de twitter, pero algunos lectores habrán podido identificar a los dos personajes sin necesidad de leer el texto. Las nuevas alfabetizaciones (digitales –como en el caso de la columna de Don Federico Arreola- y emocionales –en el caso del artículo de la Maestra Warkentin) rompen con los criterios de la “normalidad” establecida.

La señora preguntona
“Es más importante la imaginación que el conocimiento”

A. Einstein


La señora gordita con gafas de la narración de Savater despierta a su vez nuevas interrogantes. Si nada es seguro, si lo único constante es el cambio, entonces ¿cómo planear a largo plazo? Una posible solución es la planeación por escenarios. Sin embargo, desde mi planteamiento, la condición sine qua non se lleva a cabo esta estrategia es la condición de ciudadano crítico, analítico y reflexivo. Kant dijo: “Ten el valor de defender tu propio entendimiento”. Desde la trinchera personal, utilizando las nuevas tecnologías de la información y la comunicación es posible y acaso deseable que el ciudadano promedio tenga la posibilidad de hacer oír su voz. La Pedagogía del Oprimido de Freire tiene un nuevo contexto de aplicación y por ende de análisis.

Foucault, Bourdieu y Derridá, son algunos pensadores que desde el siglo pasado cuestionaban “la norma” y la ortodoxia. Fueron el equivalente a las señoras preguntonas del campo de la filosofía, la pedagogía y la filología, entre otras disciplinas. Esto tuvo más impacto al cuestionar directamente a LA ciencia (como ente absoluto y monolítico) , a su concepto y al uso que algunos miembros de determinados campos del conocimiento hacen de ella en usufructo de sus propios fines e intereses.

Los señores preguntones australianos[v]

En 2005, los doctores Barry J. Marshall y J. Robin Warren recibieron el premio nobel de medicina por su descubrimiento de la bacteria Helicobacter pylori y su papel en la gastritis y la enfermedad ulcerosa péptica. En su natal Australia, tuvieron que padecer, como pesadilla, la férrea oposición de sus colegas, en el sentido de que era una “verdad establecida” que el estómago resultaba un ambiente tan hostil, debido a los ácidos presentes allí, que no era posible que algún microorganismo fuera capaz de sobrevivir en tales condiciones. Marshall y Warren se atrevieron a retar a aquellos que formaron un campo de conocimiento con el único fin de reconocerse los unos a los otros, de utilizar un lenguaje que de entrada no incluía a los llamados “neófitos”. Marshall y Warren se atrevieron a imaginar un escenario diferente…y tuvieron razón. Hoy dia, se ha comprobado que la úlcera péptica propiciada por la bacteria es una enfermedad infecciosa y que es el mismo microorganismo el causante de una infección crónica para toda la vida. Los doctores vivieron en carne propia dos de las más reconocidas sentencias de Einstein (usted puede imaginas algunas otras): “Los grandes espíritus siempre han encontrado una violenta oposición de las mentes mediocres” (¿cómo puedes pensar que los artículos de @FedericoArreola y @warkentin tuvieran algo en común?”) y el último: “¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio” (ibid).

En ese orden de ideas, los grandes temas nacionales: la seguridad, la educación, la salud, la alimentación tendrán que ser replanteados desde paradigmas emergentes, con argumentos desde los márgenes de los diferentes campos del conocimiento y con la mente de la señora preguntona. 



[i] Savater, Fernando. “Historia de la Filosofía sin temor ni temblor”. 2009. Edit. Planeta Mexicana. Pp. 15-16
[iv] Maestra (con mayúscula). Sin evocar a la “otra” maestra presente en el inconsciente colectivo de los mexicanos. @warkentin sí da clases. A los puristas ortográficos, les comparto una cita de Saramago a propósito de su particular forma de escribir: “si emplease constantemente signos gráficos de puntuación, sería como si introdujera obstáculos en el libre fluir de ese gran río que es el lenguaje de la novela, como si frenara su curso. En el fondo es como si escribir  fuese contar”

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